Los sistemas ecológicos cerrados (SEC) son los ecosistemas que no intercambian la materia por cualquier parte fuera del sistema. Aunque la tierra en sí cabe claramente en esta definición, el término se utiliza más a menudo para describir ecosistemas artificiales mucho más pequeños. Tales sistemas interesan y pueden potencialmente servir como sistema de ayuda de vida durante vuelos espaciales, en las estaciones espaciales o en submarinos. En realidad no es un sistema totalmente cerrado, pues la energía (especialmente luz y calor) puede incorporar y dejar el sistema.
En un sistema ecológico cerrado, cualquier residuo producido por una especie debe ser utilizado por lo menos por otra especie. Si el propósito es mantener una forma de vida más alta, por ejemplo un ratón o un ser humano, residuos tales como dióxido de carbono, las heces y la orina se deben convertir antes o después en oxígeno, alimento y agua.
Un sistema ecológico cerrado debe contener por lo menos un organismo autótrofo (que produce su propio alimento como las plantas o algunas bacterias). Mientras que los organismos quimiotrofos (que obtiene su energía metabolizando los desechos de otros organismos) y fotoautótrofos (que obtiene energía de la luz) son plausibles, casi todos los sistemas ecológicos cerrados hasta la fecha se basan en un fotoautótrofo tal como algas verdes.
ECOSISTEMA ABIERTO.
El sistema global planetario está formado por subsistemas que a su vez están comprendidos dentro de otros subsistemas y la mayoría de los ecosistemas son partes pequeñas de otros ecosistemas más grandes. La comprensión de dichos ecosistemas está íntimamente relacionada con las tasas de circulación dentro del sistema, circulación de flujos de energía y materia que atraviesan sus fronteras y la circulación de las informaciones organizadas en determinado tiempo. Para terminar de comprender el funcionamiento del sistema, hay que tener a mano los datos tanto del sistema global como sus elementos principales.
La comprensión de las ciudades como ecosistemas no huye de esta lógica. Según Edgar Morin, “la fuerza de esta teoría consiste en haber puesto en la noción de sistema, no una unidad discreta, sino una unidad compleja, un todo que no se reduce a la suma de las partes, haber conocido la noción del sistema, no como una noción real, ni tampoco formal, sino como una noción ambigua y haberse situado en un nivel transdisciplinario que atraviesa todo aquello que se conoce.” (RUEDA, 1997)
Como sabemos, los ecosistemas son considerados sistemas abiertos porque necesitan de suficiente energía proveniente del exterior para el mantenimiento de su estructura, evitando su degradación o desorden en su organización que podrían llevarlo a la muerte. Además, el intercambio con el exterior permite que el sistema se reproduzca, se transforme y evolucione. Tan importante como el propio sistema es el medio, ya que ambos son parte de un sistema aún más amplio y la transacción sistema-medio y medio-sistema es el fenómeno más importante, ya que esta relación no es una sencilla dependencia, sino que es constitutiva del sistema.
Un ecosistema no depende solamente de flujos de alimentación de energía y materia, como ya hemos visto, el intercambio de informaciones también es sumamente importante. Los sistemas abiertos tienen la capacidad de aprovechar, seleccionar y procesar las informaciones recibidas del medio, evolucionando hacia sistemas aún más complejos. Cuando esto no ocurre, el sistema se simplifica y se desestructura. “Comprender los sistemas urbanos y su carácter al mismo tiempo determinante y aleatorio, quiere decir comprender la relación de estos con los ecosistemas más amplios, relación que es de orden material y energético y también de organización y de información.” (RUEDA, 1997)
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ECOSISTEMA CERRADO:
Los sistemas ecológicos cerrados (SEC) son los ecosistemas que no intercambian la materia por cualquier parte fuera del sistema. Aunque la tierra en sí cabe claramente en esta definición, el término se utiliza más a menudo para describir ecosistemas artificiales mucho más pequeños. Tales sistemas interesan y pueden potencialmente servir como sistema de ayuda de vida durante vuelos espaciales, en las estaciones espaciales o en submarinos. En realidad no es un sistema totalmente cerrado, pues la energía (especialmente luz y calor) puede incorporar y dejar el sistema.
En un sistema ecológico cerrado, cualquier residuo producido por una especie debe ser utilizado por lo menos por otra especie. Si el propósito es mantener una forma de vida más alta, por ejemplo un ratón o un ser humano, residuos tales como dióxido de carbono, las heces y la orina se deben convertir antes o después en oxígeno, alimento y agua.
Un sistema ecológico cerrado debe contener por lo menos un organismo autótrofo (que produce su propio alimento como las plantas o algunas bacterias). Mientras que los organismos quimiotrofos (que obtiene su energía metabolizando los desechos de otros organismos) y fotoautótrofos (que obtiene energía de la luz) son plausibles, casi todos los sistemas ecológicos cerrados hasta la fecha se basan en un fotoautótrofo tal como algas verdes.
ECOSISTEMA ABIERTO.
El sistema global planetario está formado por subsistemas que a su vez están comprendidos dentro de otros subsistemas y la mayoría de los ecosistemas son partes pequeñas de otros ecosistemas más grandes. La comprensión de dichos ecosistemas está íntimamente relacionada con las tasas de circulación dentro del sistema, circulación de flujos de energía y materia que atraviesan sus fronteras y la circulación de las informaciones organizadas en determinado tiempo. Para terminar de comprender el funcionamiento del sistema, hay que tener a mano los datos tanto del sistema global como sus elementos principales.
La comprensión de las ciudades como ecosistemas no huye de esta lógica. Según Edgar Morin, “la fuerza de esta teoría consiste en haber puesto en la noción de sistema, no una unidad discreta, sino una unidad compleja, un todo que no se reduce a la suma de las partes, haber conocido la noción del sistema, no como una noción real, ni tampoco formal, sino como una noción ambigua y haberse situado en un nivel transdisciplinario que atraviesa todo aquello que se conoce.” (RUEDA, 1997)
Como sabemos, los ecosistemas son considerados sistemas abiertos porque necesitan de suficiente energía proveniente del exterior para el mantenimiento de su estructura, evitando su degradación o desorden en su organización que podrían llevarlo a la muerte. Además, el intercambio con el exterior permite que el sistema se reproduzca, se transforme y evolucione. Tan importante como el propio sistema es el medio, ya que ambos son parte de un sistema aún más amplio y la transacción sistema-medio y medio-sistema es el fenómeno más importante, ya que esta relación no es una sencilla dependencia, sino que es constitutiva del sistema.
Un ecosistema no depende solamente de flujos de alimentación de energía y materia, como ya hemos visto, el intercambio de informaciones también es sumamente importante. Los sistemas abiertos tienen la capacidad de aprovechar, seleccionar y procesar las informaciones recibidas del medio, evolucionando hacia sistemas aún más complejos. Cuando esto no ocurre, el sistema se simplifica y se desestructura. “Comprender los sistemas urbanos y su carácter al mismo tiempo determinante y aleatorio, quiere decir comprender la relación de estos con los ecosistemas más amplios, relación que es de orden material y energético y también de organización y de información.” (RUEDA, 1997)