Fue Estados Unidos en la Guerra Hispanoaméricana. Ahí se acabó el poderío naval español y España como potencia colonial.
Este fue el último gran buque de guerra que le quedó a España después de esa guerra, el Crucero acorazado Carlos V, y es poco conocido el hecho de que este buque participó en la invasión estadounidense a México en 1914, para cuidar los intereses de los españoles que residían en México, después de este hecho, ya solo sirvió de buque de transporte y entrenamiento.
Rusia no quiere perder al principal aliado que le queda en la zona, el presidente Asad. Y si cae, quiere que lo haga cuando haya un poder militar ruso consolidado en la zona, que dé a Moscú la posibilidad de condicionar la transición. Moscú aspira a conservar su puerto de Tartus, en la costa siria, y a evitar un auge del terrorismo que pueda golpear a ciudades rusas. Pero la misión rusa tiene muchos riesgos, entre ellos el de provocar una escalada en un conflicto que ya dura tres años y en que existe un complicado balance de minorías religiosas y vecinos con intereses contrapuestos en la zona, desde Arabia Saudí a Irán.
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España fue derrotada por los ingleses en el estrecho de Gibraltar en 1588, acabando así con el poderí naval español que tenia hasta entonces.
Fue Estados Unidos en la Guerra Hispanoaméricana. Ahí se acabó el poderío naval español y España como potencia colonial.
Este fue el último gran buque de guerra que le quedó a España después de esa guerra, el Crucero acorazado Carlos V, y es poco conocido el hecho de que este buque participó en la invasión estadounidense a México en 1914, para cuidar los intereses de los españoles que residían en México, después de este hecho, ya solo sirvió de buque de transporte y entrenamiento.
Esta es una descripción del buque:
http://vidamaritima.com/2008/02/las-maquinas-del-e...
Rusia no quiere perder al principal aliado que le queda en la zona, el presidente Asad. Y si cae, quiere que lo haga cuando haya un poder militar ruso consolidado en la zona, que dé a Moscú la posibilidad de condicionar la transición. Moscú aspira a conservar su puerto de Tartus, en la costa siria, y a evitar un auge del terrorismo que pueda golpear a ciudades rusas. Pero la misión rusa tiene muchos riesgos, entre ellos el de provocar una escalada en un conflicto que ya dura tres años y en que existe un complicado balance de minorías religiosas y vecinos con intereses contrapuestos en la zona, desde Arabia Saudí a Irán.