Rubén Darío en “El pájaro azul”, se evidencia las características básicas del modernismo, con énfasis en sus antecedentes, Parnasianismo y Simbolismo, representando a Garcín como un tradicional poeta bohemio, buen bebedor de ajenjo e improvisador, basado en los estereotipos franceses de Charles Baudelaire y Arthur Rimbaud, poetas malditos, representantes de la escuela simbolista. También es caracterizado por su tristeza y por la afirmación de tener un pájaro azul en el cerebro. Dicha ave que Garcín afirma tener en su cabeza simboliza la inspiración del poeta porque él tiene una vecina llamada Niní que tiene ojos azules, y todo cuanto mira con aquel color le recuerda a su limítrofe. Se corrobora dicha interpretación debido al sin número de versos que el poeta le escribía a su amada; y, posteriormente es más claro, porque cuando muere Niní el afirma que, en el epilogo de su poema largo titulado “El Pájaro Azul”, “De cómo el pájaro azul alza el vuelo al cielo azul”, siendo el cielo azul la muerte de su amada vecina y el pájaro azul su inspiración que se marcha con ella. Posteriormente, Garcín se suicida tras despedirse de sus amigos del café Plombier, lugar donde él solía improvisar y beber ajenjo; en las últimas páginas de su libro, Garcín escribe: “Hoy, en plena primavera, dejó abierta la jaula del pájaro azul”, es decir, su inspiración acompaña a la eternidad a su amada, el poeta no puede separase de ella. Finalmente, se afirma “Ay, Garcín, cuántos llevan en el cerebro tu misma enfermedad” haciendo una última referencia al deseo de expresar sus sentimientos de poeta, y no sólo Garcín, sino todo aquel que ha recibido el don y la maldición de versos.